Kaspar, de Peter Handke, narra la historia de Kaspar Hauser, un adolescente alemán que un día apareció abandonado en Nüremberg en 1828 como salido de la nada, demacrado y aterrorizado, repitiendo una sola frase: "Quiero ser un jinete, como mi padre lo fue una vez". Handke transformó esta frase en una más universal: "Quiero ser una persona como cualquier otro fue alguna vez". Tras su aparición, el chico fue encarcelado y misteriosamente asesinado. En este montaje de la compañía alemana Theater an der Ruhr, que es un juego extraño y alarmante amplificado con megáfonos y contestadores automáticos, se entiende la identidad de Kaspar como una metáfora de la conformidad y la opresión, jugando con el doble sentido de la palabra "kaspar", que significa "payaso" en alemán.
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